El año pasado realizó por primera vez el Camino de Santiago desde Vilalba (Lugo) en el Camino del Norte, recientemente nombrado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Hoy vamos a conocer a Carmen Jiménez, la mujer de las mil sonrisas y que siempre está arrimando el hombro por la Asociación Jacobea de Jaén.
Dos, el del norte y el portugués, y algunas etapas del mozárabe.
El camino me transmite, meditación, amistad, compañerismo.
Es difícil elegir, quizás el del Norte por ser el primero.
Imposible, elegir una, el camino se vive, en todas las etapas vives o sientes experiencias difíciles de explicar, ¡hay que vivirlo!
No, el camino está enfocado a toda clase de creencias, todos tenemos una parte espiritual que se enriquece.
Si, debe de comenzarse teniendo información.
Para mí, ninguna, todas quedaron aparcadas, disfrutar de la vivencia.
Cuando decidí hacer el camino de Santiago con la asociación, no esperaba, ni pretendía nada, solo sentí una necesidad de coger la mochila y caminar, “perderme” o “encontrarme” demostrarme a mí misma que era capaz de cumplir un reto, pero luego…..
En mi primera mochila eche una carga de tristeza y de desidia, pero esa carga se fue perdiendo entre las piedras del camino, en la segunda ya fui más ligera de equipaje.
Pero luego ….En el camino, el contacto con la gente, las conversaciones, aquellas conversaciones casuales con personal en las que encontré una gran amistad, o con personas que encontrabas casualmente, si repito, aquellas conversaciones espontaneas que sin buscarlo daban respuesta a mi maremágnum emocional, que me hicieron mirar más allá de mi ombligo, porque todos llevamos un bagaje a veces muy pesado, pero a pesar de todo veía sus sonrisas, su ilusión, su actitud ante la vida que te contagiaban, te contagiaban la alegría de vivir.
En este último camino recuerdo las palabras de Pedro “el camino no te da lo que tú no tengas” cierto, pero puede ser el detonante para que te des cuenta de lo que te rodea, de lo que tienes y de lo que quieres, puedo decir que a mí el camino no me cambio la vida, pero si la forma de enfrentarla, la actitud ante los problemas, encontrar un montón de amigos, la sensación de sentirte querida y protegida por esta gran familia que encontré en la asociación, siempre me he sentido protegida y cuidada por mi familia, mis hijos, mis hermanos, …. Pero encontrar a gente que no conoces de nada y te abren sus brazos es muy gratificante.