Allá por junio esta asociación le escribía por adelantado una carta a los reyes magos de oriente, bueno para ser exactos nuestros reyes son americanos, y la carta decía algo así:
<<Queridos reyes magos:
Somos una asociación con escasos medios económicos, tan solo las cuotas de nuestros socios, lo cual no da para mucho, pero subsistimos. Ya sabemos que es pronto pero como a nuestro juicio hemos sido buenos peregrinos, asistiendo a todos aquellos que hasta nuestra oficina se acerca a pedirnos información, y realizamos gustosos nuestro camino a Santiago en el mes de agosto, nos gustaría que nos concedierais un regalo (ellos lo llaman subvención), quisiéramos poder adecuar un local de las monjas Trinitarias de Martos y convertirlo en Albergue…>>
Un caluroso día de septiembre, sin tener puesto el árbol de navidad aún, ni un pequeño belén, nos encontramos con aquel regalo que por adelantado les pedíamos. Así es que tomamos prestados los duendes a Santa Claus, los cuales se pusieron manos a la obra porque para navidades debía estar aquel regalo listo.
Si algo tiene esta asociación es las ganas, ilusión y alegría que le pone a las cosas que hace. Los días pasaban, y aquellos duendes tiraban muros, picaban paredes, pintaban…cada uno era especialista en algo, y así el trabajo se hacía más sencillo. Un día aquellos duendes cayeron en la cuenta de que la subvención quizás no alcanzará a la totalidad de gastos que aquel regalo necesitaba, pero descubrieron a personas desconocidas que visten de solidaridad y que con un pequeño esfuerzo hacen que todo suceda como soñábamos en un principio. Por lo que los duendecillos siguieron trabajando mañana y tarde con más ilusión cada día, porque según pasaba el tiempo, veían su regalo más real y tangible.
El día 30 de noviembre, Gaspar, Melchor, Baltasar, los pajes y Santa Claus, decidieron que ya era momento para entregarnos aquel regalo tan deseado por la Asociación, así como para la congregación de hermanas Trinitarias. Aquellas paredes de humedad, los techos con cables sueltos, habitación diáfana y mugrienta, ahora era un gran mural del Camino desde Jaén a Santiago de Compostela, el cual se ve con claridadgracias a la magnífica instalación eléctrica, ahora había una habitación acogedora con su mesa, sofá, silla, mesa y hasta microondas donde poder dialogar tranquilamente tras muchos km recorridos. Y aquella larga habitación llena de polvo, se había transformado en un auténtico albergue con sus 10 camas, colchones, mesitas y mantas que los pajes de la Guardia Civil de Baeza quisieron donarnos cuando supieron de nuestra carta a los reyes de oriente. Y donde antes no había nada, hoy existen dos cuartos de baño gracias a Amador y Paco, dos duendes marteños que sin ser navidad demostraron que es la generosidad.
Este albergue es el claro ejemplo de que cuando se quiere algo con muchas ganas se termina consiguiendo, superando las adversidades que se puedan presentar y llenando el día a día de positivismo. Que la humildad nunca se debe perder y como dicen «nuestros mayores» es de bien nacido ser agradecido así es que GRACIAS a todos los pajes reales y a todos los duendecillos de Santa Claus, que un día decidisteis dedicar unos minutos de vuestra vida a ponerle trabajo, limpieza, color y cariño a este el albergue de TODOS.
Gracias a: Jesús, Jacinto Fuentes y su cuadrilla, Luis Felipe, Mª Dolores, la Guardia Civil de Baeza, Amador, Paco Serrano, Manolo González, Ana Carmen, Jorge, José Ramírez, Manolo «Da Vinci, el Ñoño «Monet», MªCarmen «Van Gogh» y Vero «Picasso», y especialmente a la Congregación de Hermanas Trinitarias, por acogernos en su instalaciones, por vuestro cariño y cuidados gastronómicos, y a la Asociación AMERICAN PILGRIMS ON THE CAMINO, sin los que esto hoy no sería un sueño hecho realidad..¡¡GRACIAS!!
Solo queda deciros, que Martos ya tiene ALBERGUE DE PEREGRINOS…¡¡BIENVENIDOS Y BUEN CAMINO!!