Consejos para la lesión del tendón de aquiles

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La semana pasada os dábamos consejos para evitar la tendinitis o el denominado tirón muscular. Esta semana seguimos con las lesiones frecuentes de los peregrinos con la lesión del tendón de aquiles.

– Esta lesión se caracteriza por la aparición de un dolor en la parte posterior del talón, que suele aparecer por las mañanas, al dar los primeros pasos, desaparece total o parcialmente con la marcha y vuelve con mayor intensidad durante y después de la actividad física,
haciéndose cada vez más intenso. El dolor también se va haciendo cada vez más duradero, incluso permanente, hasta impedir la actividad física.

– En el Camino, las principales causas son: la diferencia de altura del tacón (sobre todo en mujeres acostumbradas a usar zapatos de tacón, ya que el cambio a un calzado de suela lisa obliga a una elongación a la que el tendón no está habituado); el uso de calzado con talonera excesivamente blanda; la marcha por terrenos cuesta arriba provoca igualmente un estiramiento excesivo del tendón forzando los límites de su elasticidad; y, por último, la presión directa del calzado sobre el tendón, provocado por botas de caña alta excesivamente apretadas a nivel del tobillo.

– Se puede prevenir fundamentalmente con la elección correcta del calzado. Debemos usar botas de suela dura, sin amortiguación blanda del talón, y fijándonos en que lleven un rebaje de la caña en la parte posterior. Casi todas las buenas botas en la actualidad, llevan rebajada la caña en la parte posterior del tobillo, precisamente para evitar la tendinitis del tendón de Aquiles. También, sobre todo las mujeres acostumbradas a usar zapatos de tacón, deberían realizar ejercicios de estiramiento del tendón de Aquiles en intensidad progresiva, unas semanas antes de comenzar a caminar con las botas que vayan a usar en el Camino.

– Si a pesar de todo se produce la lesión, antiinflamatorios y hielo local y visita al fisioterapeuta.